miércoles, 27 de mayo de 2015

PEREGRINOS DEL MUNDO





Cuenta tus pasos peregrino,
¡Cuéntalos!
Detén el alma en la calzada
e invéntalos.
Apresura tu marcha, que el día
ya fenece, has que tus pasos
sean presurosos, en el silencio.

Cuenta tus pasos peregrino
¡Cuéntalos!
Fíjate en el horizonte que te invita
a dejar versos en el cielo,
creados bajo la magia hechizante
de la luna.

Sométete al candor de leve brisa,
bajo los ojos que escudriñan
tus pisadas, deja que vuelen en bandadas
tus instintos de amor, entre cornisas.

Cuenta tus pasos, vamos, no dejes
que el cansancio te domine,
no limites la marcha que te espera,
abraza tus sueños y utopías,
y róbate del mundo el último suspiro.

Lila Manrique
Sep/22 de 2008

YA NO SOÑABA




¿Quieres bailar conmigo?
Me dijo aquel hombre acercándose a mi mesa.
Voltee levemente la cabeza, y me estremecí.
¡Que bello rostro poseía, varonil, ausente!

Me ofreció su mano,
aprisionó al descuido mi cintura…
Su pecho se poso en mi corpiño
y juntos nos perdimos en el ritmo.

Mis pasos algo torpes respondían a su destreza;
agitándose mi pecho ensordecía mis sentidos…
Y aquel hombre me atraía, deshojaba mis intentos.
¡Que sensual, cuanta hombría!
Sus brazos rodeándome completa, y yo…
Etérea.

Un tango suave, sensual, íntimo, se deslizaba
entre nosotros, los movimientos se hacían
cadenciosos y el lugar desaparecía, ante mis ojos.
Me sentía especial, coqueta.

El humo le daba un aire misterioso a mi pareja,
sus ojos se clavaban incitantes, codiciosos,
enloqueciendo mi flaqueza.
El aire comenzaba a ser escaso, y yo, desmayaba
entre sus brazos.
Cerré mis ojos, y al abrirlos nuevamente,
me encontré en la soledad eterna de mi alcoba.
Ya no soñaba.

¡Se terminó mi sueño!

ESCONDIDA





No sé dónde abandonar mis nostalgias,
que se aferran infames a mi carne.
Que me estremecen y cortan la respiración.
Tal vez sea inminente, escoger un escondite,
un lugar donde solo la lechuza me vea,
y que con sus ojos grandes ilumine mis horas.
Un lugar donde las tinieblas sean benignas
y que el temporal amaine con premura.

Me esconderé, pero llevaré en mi viaje,
la jaula donde permanece mi alma...
Y sigilosamente, cuando llegue al lugar
indicado, abriré las puertas, y apretaré
mis manos en señal de alianza.
Una alianza con la vida, con la naturaleza,
con la esperanza embriagadora
que diluye las penas sin sentirlo.
Y allí purificaré mi alma…
De modo que cuando llegue a ti,
pueda abrazarte sin temer, sin ocultar,
y sabiendo que podré amarte.
Debo encontrar un escondite,
y ausentarme un poco…

DESPERTAR DESDE LAS CENIZAS



    

Se filtra el silencio entre las lúgubres noches de mi alma,
y del concierto de voces que me animan, y me abrazan,
solamente queda el eco de tu voz vacía. Una voz inerte 
y cadavérica, que hurta la conciencia de los noctámbulos, 
de los viejos pies que cansados se apean de sus sueños. 
De las madreselvas que se nutren de tus huesos. 


Yo, me quedo mirando a lontananza, comprendo que tus 
besos son siniestros, que tus manos no tejen mis sentidos; 
tus manos rasgan con rabia mi corpiño. 
Se adueñan del deseo de mis ojos, de la ferviente admiración 
que te profeso, y del tibio anochecer de mi piel que se nutre 
de tu cercanía, del desdén de tus flirteos, del embate mentiroso 
de tus deseos, del tibio despertar de mis cenizas. 


Reniego de todos nuestros momentos, del placer que me condena, 
del credo que hace que sea un alma en pena, de la mentira 
de tus labios. Me pliego en vertiginosa caída al sufrimiento, 
pero me hago fuerte, adoquinando mi alma para no verte. 


Para extirparte de mis sentimientos, para abortar el cariño 
que se muere por dentro. Para cercenar uno a uno todos tus 
besos, borrar de mi vida el alquitrán que hierve y me quema 
por dentro. 


Y despertar, desde las cenizas, que me 
están consumiendo

DISTANCIA




No encuentro la distancia en mi dolencia,
mi aliento se arrebata en franco duelo,
se enredan  sin remedio en terciopelo
los llantos que confunden la  impotencia.

No quiero profanar con mi imprudencia
la paz que se alborota entre tu pelo,
intuyo del fragor de tu desvelo
la pena que te lleva a la demencia,

¡Ay! ¿Por qué martirizas mi postura
es que no te lastima mi tristeza,
y  gozas de mi actual melancolía?

Quisiera yo enmendar esta agonía
y lucir sin asomos de flaqueza
los roces del  dolor,  ya sin factura.

TEMPORAL

TEMPORAL
(soneto clásico)

Que me muero de amor ¡Estoy confesa!
Apetezco su piel y compañía 
pues me mata el dolor, melancolía,
por el loco sentir que me profesa. 

Es inmenso este amor dulce promesa, 
sin saber perdonar ¡Yo Le odiaría!
Pero fuerte seré ¡Santa María!
Procurando olvidar alma traviesa. 

Gran señor que divaga indiferente,
mis silencios advierte compungido
y me ataca, prolijo delincuente. 

Rescatando el dolor celosamente,
se resigna a mirarme arrepentido,
en desnuda pasión irreverente…

HURACÁN/SONETO




El viento se estremece en el ocaso,
navega sin sentido al horizonte
y oculta la nostalgia del sinsonte,
en cúmulos de horror, cerca al parnaso. 

No importa si se cuela paso a paso
en busca de Alighieri  o Cenofonte;
las cabras siempre irán tirando al monte
en busca de la luz  de Garcilaso.

Tirita la amapola, va perdida, 
bajo aquel inminente huracanado
que azota sin piedad y sin medida

el fuerte resplandor que me intimida
e intenta combatir el viento alado.
¡Fenece poco a poco en la embestida!

NOCTURNALES




Se siente, la nostalgia, presente en el desvelo
con aves nocturnales que migran en crespones, 
cercanas e inminentes en francos alerones
proyectan muy sensatas la ruta de su vuelo.

Insignes, majestuosas, cual hojas de ciruelo
enfrentan sin malicia los vientos y ciclones
cual bellas marionetas detrás de los telones
enfilan sus arrojos a un límpido arroyuelo.
.

Y gestan en su pecho nacientes musicales
de múltiples tonadas que surcan con dulzuras
e invaden de alegría la tierra y los querubes.

Se visten de colores, de plumas o percales, 
e intentan llegar alto, sin miedo a las alturas.
¡Nacieron bajo el cielo, pernoctan en las nubes!

ME FALTA EL AIRE (Soneto Inglés)

  Siniestro cráter trágico, en tu lava, aúllan tus vestigios sin retoño y un hilo destructor sagaz te enclava la miel que derramaste en el o...