jueves, 2 de marzo de 2017

INQUIETANTE




Inquietante, el aroma de tu piel morena.
Inquietante, el sonido de tu voz mientras
te adueñas, de mis días, y de mis noches.
¡Sinfonía!
Mil noches de tu piel quisiera, aunque entre
rejas expirara, feliz pagaría mi “condena”.

Intentas liberar todos mis flancos, e inmenso
te preparas para la guerra: de roces, suspiros
y entrega. Minimizas el frío, la nostalgia, la pena, y
recorres sin prisa, mis arenas…

Sortilegio que deambula sin retorno, que se tiñe
de arreboles matizados, e invita a libar la vida entera.
Besos que no mienten, que pronuncian tu destino, 
y condenan sin piedad, irreverentes. 

¡Inquietante, si, en lo evidente!
En el franco latir de los sentidos,
en la entrega final, de fuego ardiente, 
compases inevitables de tu vientre.

Y TE QUEDAS EN MI



Absolutos, íntimos, e impuros. Gemidos 
que se nutren de la epicúrea ansiedad 
de amarnos sin recelo, sin prudencia, excelsos
en la entrega total de nuestros cuerpos. 

Liados bajo el sol que fenece en el ocaso. 
Instaurados en la eternidad de las estrellas, 
sin prisa, con el dulce devenir de un beso clandestino. 
Sin protocolos en la piel, que se unge en hierbabuena 
y se adiestra en las comisuras de tu boca urgida. 

No intento escribirte en versos mis vehemencias, 
no es una invitación abierta, ni un desafío concreto. 
Pero es el boceto final de excitación perpetua, 
diseñada por tus manos, en el tálamo de mi respiro. 

Y te quedas en mí, como un conserje, carcelero 
de amor que me arrebata, y provoca mis sentidos. 
Y te quedas en mí, en mi regazo, despertando el 
universo dormido que habita en el interior corpóreo 
de mi sexualidad.

HORA A HORA



¿Qué dejaste en mi lecho caballero,
mil aromas de amapola en mi almohada,
o esencias de romero que se apean de mi pecho
en el épico gozo de la entrega.?

¿ Qué impregnaste en mi piel dulce maestro?
Tal vez una tonada trenzada entre tus dedos
con un cantar de solfeos en mis senos...
O el almíbar dulzón de un catador beso.

¿Que inventaste en mi gruta, escudero?
Un ramal de inciensos agoreros
que trazan el camino de mis gozos,
o tal vez un vientre delicioso 
derrumbado en mi piel sin titubeos.

¿Que robaste de mi ser gran hechicero?
Te adueñaste de mis ansias seductoras,
o quizá de la pasión que me devora.
En todo caso no te detengas, sigue el paso,
que yo muero por tenerte hora a hora.

ME FALTA EL AIRE (Soneto Inglés)

  Siniestro cráter trágico, en tu lava, aúllan tus vestigios sin retoño y un hilo destructor sagaz te enclava la miel que derramaste en el o...