Inquietante, el aroma de tu piel morena.
Inquietante, el sonido de tu voz mientras
te adueñas, de mis días, y de mis noches.
¡Sinfonía!
Mil noches de tu piel quisiera, aunque entre
rejas expirara, feliz pagaría mi “condena”.
Intentas liberar todos mis flancos, e inmenso
te preparas para la guerra: de roces, suspiros
y entrega. Minimizas el frío, la nostalgia, la pena, y
recorres sin prisa, mis arenas…
Sortilegio que deambula sin retorno, que se tiñe
de arreboles matizados, e invita a libar la vida entera.
Besos que no mienten, que pronuncian tu destino,
y condenan sin piedad, irreverentes.
¡Inquietante, si, en lo evidente!
En el franco latir de los sentidos,
en la entrega final, de fuego ardiente,
compases inevitables de tu vientre.