Siniestro cráter trágico, en tu lava,
aúllan tus vestigios sin retoño
y un hilo destructor sagaz te enclava
la miel que derramaste en el otoño.
Un bosque iridiscente te acorrala
e inventa sortilegios en tu fuga
y un suspiro de amor se va, e inhala,
vapores de los ríos de tortuga.
No intentes rescatar la fuente viva
que transfiere el final de tu cosecha;
me quemas sin piedad, estoy cautiva,
en éxodo total que asusta y flecha.
Sucumbió aquel amor y su donaire
y el vuelo del dolor, me robó el aire.
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