¿Qué dejaste en mi lecho caballero,
mil aromas de amapola en mi almohada,
o esencias de romero que se apean de mi pecho
en el épico gozo de la entrega.?
¿ Qué impregnaste en mi piel dulce maestro?
Tal vez una tonada trenzada entre tus dedos
con un cantar de solfeos en mis senos...
O el almíbar dulzón de un catador beso.
¿Que inventaste en mi gruta, escudero?
Un ramal de inciensos agoreros
que trazan el camino de mis gozos,
o tal vez un vientre delicioso
derrumbado en mi piel sin titubeos.
¿Que robaste de mi ser gran hechicero?
Te adueñaste de mis ansias seductoras,
o quizá de la pasión que me devora.
En todo caso no te detengas, sigue el paso,
que yo muero por tenerte hora a hora.
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