Nunca sentí nostalgia tan cercana
en el silencio absurdo de la muerte,
ni toque fantasmal de frío inerte
en huida de tu mano tan lozana.
No entiendo tu partida, tan temprana,
el llanto se derrama ¡Mala suerte!
Mis ojos languidecen, al no verte
y no se asoma el sol por mi ventana.
Te dije que contigo partiría
asida fuertemente de tu mano
y ahora quebrantaste ese legado
sabiendo que por ti me moriría
y la calma al dolor, sería, en vano
pues quiero refugiarme en tu costado
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