
Oh mar, grandioso mar, por ti me muero,
por tus olas salobres que me embrujan;
inmensas, colosales, se dibujan…
Vestidas de sopor bajo un lucero.
No refugia un abrigo más certero,
ni sus aguas me agobian o me empujan,
al vértice insondable que apretujan
el manto de quimeras, donde muero.
Amparo fiel de viejos navegantes
donde reposan sus cansados huesos;
silencio sepulcral desde el nirvana,
lecho nupcial de amores exitantes
que tus aguas colmaron con excesos.
¡Oh mar, renacerás por la mañana!
por tus olas salobres que me embrujan;
inmensas, colosales, se dibujan…
Vestidas de sopor bajo un lucero.
No refugia un abrigo más certero,
ni sus aguas me agobian o me empujan,
al vértice insondable que apretujan
el manto de quimeras, donde muero.
Amparo fiel de viejos navegantes
donde reposan sus cansados huesos;
silencio sepulcral desde el nirvana,
lecho nupcial de amores exitantes
que tus aguas colmaron con excesos.
¡Oh mar, renacerás por la mañana!